Bartolomé Estaban Murillo nació en Sevilla el 31 de Diciembre de 1617. El 1 de Enero de 1618 fue bautizado en la Parroquia de la Magdalena, como el menor de los catorce hijos de Gaspar Esteban (barbero cirujano) y Marta Pérez. Con nueve años muere su padre y a los pocos menos de seis meses lo hace su madre, por lo que pasa a vivir con su hermana Ana y su marido, el cirujano Juan Agustín Lagares, pasando a se su tutor. A los catorce años pasa a pertenecer a la escuela de Juan del Castillo.
De 1638 data el primer cuadro del que se poseen noticias "La Vision de Fray Lauterio". Al año siguiente pinta La Virgen del Rosario, del Palacio Arzobispal de Sevilla. En 1644 se hace cargo de una serie de pinturas en el Claustro Chico del Monasterio de San Francisco. El conjunto comprende once telas de tamaño natural, entre la que se destaca un San Francisco en Éxtasis, San Felipe, La muerte de Santa Clara y San Gil delante del Papa, además de los cinco episodios de la Vida de San Diego de Alcalá.
En el año 1660 fundó y presidió la Academia de Dibujo de Sevilla. Destacó en la interpretación del niños marginados, como por ejemplo en el Niño pordiosero (1645, Museo del Louvre). Desde 1671 hasta 1674 trabajó en las pinturas de la Iglesia de la Caridad de Sevilla, hoy en varios museos de San Petersburgo, Madrid y Londres. Se considera que ha sido el que mejor ha definido el tema de la Inmaculada Concepción, del que nos ofrece numerosas versiones. Sus pinturas de santos, corresponden al realismo en el arte de siglo XVII.
Bartolomé Estaban Murillo muere el 3 de Abril de 1682, a consecuencia de un golpe sufrido al caer de un andamio mientras pintaba Los Desposorios de Santa Catalina, del retablo mayor de los Capuchinos de Cádiz
Algunas de sus obras expuesta en el museo de Bellas Artes de Sevilla
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La Inmaculada del Coro "La Niña" |
Inspirada en una joven doncella, nos la presenta centrando el lienzo con la media luna a los pies, el cuerpo levemente girado, el manto que la rodea con sus extremos flotantes, las manos cruzadas sobre el corazón; la cabeza girada suavemente hacia la izquierda y la mirada en alto.
Toda ella apoya sobre una nube, en la que se acumula un torbellino de ángeles, portando alguno de ellos, los símbolos de las Letanías que aluden a lo terrenal: rosas, palmas, espejo, azucenas.
En el extremo superior derecho otro grupo de angelitos revolotean entre paños vaporosos y a la izquierda algunas cabezas de angelitos.
Data del 1668-1669 y esta obra fue encargada para el Convento de los Capuchinos
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San Francisco abrazando a Cristo Crucificado |
En esta obra, Murillo nos muestra al Crucificado que, con gran dulzura y belleza en el rostro, desclava su brazo derecho de la cruz para apoyar la mano iniciando el abrazo, en la espalda del santo franciscano que, de pie bajo Él, apoyando su pierna sobe un globo terráqueo y con el rostro invadido por el misticismo, abraza así mismo al crucificado.
Este cuadro data de 1668-1669 y fue encargado para el Convento de los Capuchinos
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La Inmaculada con el Padre Eterno
En este cuadro se presenta una Inmaculada de rostro joven en el centro del lienzo, con una media luna a sus pies, una pierna ligeramente doblada que provoca una curvatura de su cuerpo, las manos sobre el pecho y la mirada dirigida a las alturas. Toda ella rodeada de nubes en las que aparecen diversos grupos de angelitos que contemplan al personaje central de la obra, y que destacan por las transparencias y la amplia diversidad de posturas y actividades.
En el ángulo inferior derecho aparece un dragón que abraza al mundo como símbolo del pecado original que aprisiona a la humanidad y sobre el que se encuentra triunfadora, a plena luz, la Virgen María
La parte superior alberga al Padre Eterno medio abocetado entre celajes, con los brazos abiertos como protegiéndola contra el pecado original.
Data del 1668-69 y también fue encargada para el Convento de los Capuchinos
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La Anunciación
Escena que representa la Anunciación del ángel a la Virgen María.
Data del 1668 y fue encargada para el Convento de los Capuchinos de Sevilla
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San José y el Niño
Este cuadro data de 1665-1666 y fue encargado para el Convento de los Capuchinos de Sevilla. En el se representa al niño Jesús y a San José de cuerpo entero y tamaño natural.
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PIEDAD
Esta obra representa a Cristo muerto, con su cuerpo reposando sobre un blanco sudario y la cabeza apoyada sobre la Virgen.
Data 1668-1669 y proviene del Convento de los Capuchinos de Sevilla
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ADORACIÓN DE LOS PASTORES
Este cuadro fue expuesto por primera vez en el convento de los Capuchinos de Sevilla y data de 1668-1669. En el vemos la escena de la adoración de los Pastores al niño Jesús.
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San Antonio con el Niño
Aparecen en la escena las dos figuras representadas a tamaño natural, de cuerpo entero la del Niño y de medio cuerpo prorrogado hasta las rodillas la de San Antonio.
Data del 1665-66 y también fue encargada para el Convento de los Capuchinos de Sevilla.
Este cuadro representa a La Inmaculada Concepción y es conocida como La Colosal. Fue pintada en el año 1650 para el antiguo convento de San Francisco de Sevilla.
Esta popular representación de La Virgen
con el Niño pertenece a la serie que realizó Murillo para la iglesia de
Capuchinos de Sevilla. Es conocida como La
Virgen de la servilleta gracias a una leyenda originada a
comienzos del siglo XIX según la cual Murillo pintó en una servilleta la
popular imagen para el hermano lego encargado del refectorio del convento. Esta obra fue realizada en 1666.
La pintura pertenece a la serie realizada
para la iglesia del Convento de Capuchinos de Sevilla, donde se situaba
en el retablo mayor. Santas Justa y Rufina, prototipos de belleza popular
sevillana, es una de las pinturas más famosas del pintor. Las santas aparecen
representadas con las palmas de los mártires y las vasijas de barro alusivas a
su condición de vendedoras de cerámica. En sus manos sostienen la torre de la
Catedral de Sevilla, La Giralda, pues según la tradición evitaron su desplome
en el terremoto de 1504.
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