VISTA DEL PUENTE

jueves, 7 de febrero de 2019

EL LEGADO DE MARTÍNEZ MONTAÑÉS: MONASTERIO DE SAN ISIDORO DEL CAMPO


Hoy me he ido a pocos kilómetros de Sevilla, en concreto a la vecina localidad de Santiponce. En ella encontramos el antiguo monasterio de San Isidoro del Campo. 

El monasterio fue construido gracias a un privilegio otorgado por el Rey  Fernando IV en 1289, por el que concedía a Alonso Pérez de Guzman "Guzman el bueno" la juridiscción del lugar y la posibilidad de fundar un monasterio, donde su iglesia fuese la capilla funeraria familiar.

En la carta de dotación fundacional, datada en el 1301, se señalaba que el convento sería ocupado por la orden cistercienses proveniente del convento de San Pedro de Gumiel de Burgos. En 1431 fueron sustiuidos por la orden de San Jerónimo que habitarían en el lugar hasta 1835, donde sufrieron la desamortización de Mendizabal.


Fue el primer monumento en conseguir el título de Conjunto Histórico Artístico de interés nacional de la provincia de Sevilla, el 10 de Abril de 1872.

La advocación se decidió por una leyenda que vincula a San Isidoro con Sevilla. Según esta leyenda, San Isidoro vino a estudiar a Sevilla a mediados del S. VI. Abrumado por los malos resultados académicos, decide volver a León siguiendo la Ruta de la Plata. A pocos kilómetros se para a rezar en una ermita. Junto a la ermita encuentra un pozo que tenía el brocal horadado por el roce de la cuerda. Eso le hizo reflexionar sobre la virtud de la constancia, por lo que regresa a Sevilla y se convierte en uno de los mejores escritores medievales.

En la actualidad se encuentra restaurado y visitable. En su interior podemos encontrar obras artísticas de cierta importancia de Andrés de Ocampo, Juan de Mesa o Martínez Montañés, entre otros. 


Hoy quiero enseñaros este retablo de Martínez Montañés. Para el historiador Hernández Diaz "es uno de los conjuntos mas sobresalientes del arte sagrado español de la Edad de Oro y página definitiva de la escuela escultórica sevillana".





El 16 de noviembre de 1609 firmaba Montañés el compromiso de realizar el ratablo mayor para la iglesia del monasterio. En el contrato aparecía que por ello recibiría 3500 ducados y la obra se realizaría en 18 meses. El promotor de la obra fue el también Procurador Mayor del monasterio, el padre fray Juan Bautista, miembro de la comunidad jerónima. Los trabajos se alargaron hasta casi el doble del tiempo comprometido, como así consta en la escritura notarial de cancelación firmada en 1613. Esto generó un sobrecoste y los jerónimos en reconocimiento al sobreesfuerzo, recompesaron a Martínez Montañés, al pago en especie con trescientas fanegas de trigo.

Arquitectonicamente, el retablo se organiza en dos cuerpos y tres calle, apoyado sober un banco donde en su centro vemos el sagrario y ramatado en su parte superior por un ático. La traza se adaptó al abside ochavado de la iglesia.

Para su construcción se empleó en la arquitectura del retablo pino de Flandes, una madera relativamente barata y para las esculturas se reservó la madera de cedro, madera de procedencia oriental y mucho mas costosa.

Martínez Montañés contaba ya con mas de 40 años de edad, estando en su periodo de madurez y para la obra contó con sus discípulos Juan de Mesa, Francisco Villegas, Francisco de Ocampo y Juan de Oviedo. Los trabajos de policromía la realizó Francisco Pacheco. 

En el primer cuerpo, en su centro, preside la figura de San Jerónimo, fundador de la orden. 


La imagen es talla de bulto redondo (talla completa), de 1,60 metros, concebida para procesionar en andas, y muestra la iconografia penitencial de San Jerónimo: arrodillado tras retirarse a hacer penitencia en el desierto, se golpea su pecho con una piedra mientras contempla una cruz. Fue policromada por Francisco Pacheco, que alabó la calidad de la imagen. Podemos var al fondo en relieve la figura de un león, que acompañaba al santo y posteior emblema de la orden religiosa. Cabe indicar que en el contrato se señalaba que San Jerónimo debería de salir de las manos del maestro sin ayuda alguna de sus colaboradores.




En los laterales de San Jerónimos encontramos dos relieves que representan la Adoración de los Pastores, a la izquierda y la Adoración de los Reyes a la derecha. Enmarcados y de tamaños 2,10x1,23 m



En los extremos del primer cuerpo vemos en una ménsula sostenida por ángeles atlantes las figuras de San Juan Bautista a la izquierda y San Juan Evangelista a la derecha. Son dos tallas de 1,53 m de altura. Vemos a San Juan Bautista porta en su mano el libro con el cordero y San Juan Evangelista pora un cáliz.

En el segundo cuerpo, se cree que es obra en su mayor parte, de sus colaboradores. Preside este cuerpo San Isidoro, titular del monasterio.



La talla mide 1,87 m., lo vemos vestido de pontificial, con alba y capa pluvial, mitra y báculo en su mano derecha y un libro en su mano izquierda. 



En los laterales vemos dos representaciones de la vida de Jesús. La Resurrección y la Ascención del Señor.

En el ático vemos la escena de la Asunción de la Virgen rodeada de cuatro ángeles. Composición monumental de 2,18 m de alto y rematado por un crucificado.

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