
Hoy quiero enseñaros tres cuadros realizados por Francisco de Zurbarán para el Monasterio de la Cartuja en 1665.
Francisco de Zurbarán nace en Fuente de Cantos (Badajoz) el 7 de noviembre de 1598. Hijo de un comerciante del textil vasco que se establece en esa localidad, Luis de Zurbarán y su madre Isabel Márquez o Salazar, no estaba claro el apellido de su madre ya que unas veces firmaba con el primer apellido y otras con el segundo.
Desde muy pronto se ve sus cualidades con el dibujo, por lo que su padre le da permiso para que se formase en Sevilla con el maestro en imaginería Pedro Díaz Villanueva, ingresando en el taller el 15 de Enero de 1615, finalizando su formación en este taller en 1617. Fue en esta época cuando conoce a Velázquez
Una vez finaliza este periodo de formación, regresa a Llerena para casarse, volviendo a Sevilla en 1626 de la mano de los dominicos del convento de San Pablo del Real, su primeros protectores en la ciudad. En este periodo consigue introducirse en el mercado de las principales órdenes religiosas. Prácticamente será en Sevilla donde desarrolle su trabajo, salvo un corto periodo en el 1634 donde se traslada a las Cortes en Madrid de la mano de Velázquez. Había finalizado las obras de ampliación del Palacio del Buen Retiro y le encargaron la decoración de las paredes del nuevo salón grande.
Pronto se le conocerá como el pintor de la religiosidad, al transmitir en sus obras el espíritu que la iglesia le pide. Entre 1640 y 1658 realizará trabajos para las principales órdenes religiosas de la ciudad.
Para la sacristía del Monasterio de Santa María de las Cuevas pintaría los tres lienzos que a continuación veremos y que se puede visitar en el museo de Bellas Artes de Sevilla.
En ellos ilustra los principios de la vida de los monjes cartujos:
- La abstinencia y el ayuno, principio que lo vemos en el cuadro "San Hugo en el Refectorio"
- La devoción y la oración a la Virgen, como queda patente en el cuadro "La Virgen de la Cuevas"
- El silencio y la soledad, como se transmite en el cuadro "Visita de San Bruno al papa Urbano II".
SAN HUGO EN EL REFRECTORIO
El cuadro está bajo la técnica de óleo sobre lienzo y de dimensiones 262x307 cms. Fue pintado en 1665.
En el cuadro aparecen los sietes monjes que según la tradición fueron los fundadores de la orden de los cartujos (San Bruno en el centro, a su izquierda Laudovin y Etienne de Bourg; a su derecha el capellán Hugon y Etienne de Die y en el extremo los hermanos lego Guerín y André) y en un primer plano del cuadro vemos a Hugo de Grenoble y a su emisario.
La escena transcurre en el refectorio del monasterio en Chartreuse, sitio ofrecido por el obispo y protector de los monjes, Hugo de Grenoble, para que desarrollaran la vida monástica deseada por Bruno y los seis monjes.
El domingo quincuagésimo, el anterior al miércoles de cenizas, los monjes reciben carne de San Hugo. Esto provoca una gran discusión entre ellos, sobre la necesidad de rechazar como alimento el comer carne y vivir en la perpetua abstinencia con una dieta de verduras y huevos. La discusión se prolongaba y la intervención divina los deja en un sueño profundo, que llega a durar 45 días, hasta el Miércoles Santos. Cuando llegan el emisario y San Hugo, los monjes empiezan a despertar y se produce la transformación de la carne en ceniza. Todos comprendieron que se había producido un milagro y lo interpretaron como un mensaje para la practica de la abstinencia perpetua e intensificar aun mas una vida basada en la mortificación y la austeridad.
El cuadro del fondo podemos reconocer a María y el Niño en la huida de Egipto y Juan Bautista predicando en el desierto, escenas que resaltan la idea del ayuno y la austeridad
LA VIRGEN DE LAS CUEVAS
El cuadro está realizado bajo la técnica de óleo sobre lienzo y de dimensiones 267x320 cms. Fue pintado en 1665.
En este cuadro vemos a la titular del monasterio "La Virgen de las Cuevas". La iconografía que representa Zurbarán tiene su origen en una leyenda de los Cisterciense de la época Medieval. Según esa leyenda, un monje de la orden de Cister vio a la Virgen con predilección bajos los pleguetes de su manto a los cistercienses. La leyenda era tan sugestiva, que se extendió a la gran mayoría de la ordenes, incluyendo a los Cartujos, en el S. XIV.
En este cuadro vemos a los Cartujos arrodillados en actitud de oración y bajo la protección del manto de la Virgen sujetas por unos ángeles. La virgen bendice de forma especial con la imposición de sus manos sobre las frentes de los dos primeros monjes. Estos monjes podría identificarse como Dom Domique Helion y Dom Joan Rhodes, impulsores del culto mariano en la orden.
VISITA DE SAN BRUNO AL PAPA URBANO II
Este cuadro está realizado bajo la técnica de oleo sobre lienzo y mide 270x325 cms. Fue pintado sobre 1665.
Bruno de Colonia (San Bruno) contaba en su curriculum la de ejercer de profesor de Teología en la escuela catedralicia de Reims. Llamada por la popularidad de la escuela recibía alumnos de toda Europa. Fue allí donde conoció al que fue Papa con el nombre de Urbano II en 1088. La iglesia no pasaba por buen momento debido a las constantes luchas que tenía Italia con el resto de Europa, por lo que Urbano II llamó al que fue su maestro a la Curia para que ejerciera la función de consejero. Tras renunciar al cargo de Arzobispo de Reggio y no mas de un año después de que llegara a Roma, en 1091 a petición de Urbano II termina fundando la segunda casa de los cartujos en Calabria (Cartuja de Santa María de la Torre), donde se retiró hasta su muerte.
Estos cuadros como ya mencioné al principio estuvieron expuestos en la sacristía del monasterio de la Cartuja sevillana. El monasterio fue abandonado, en una primera ocasión, por los monjes en 1810 huyendo de las tropas francesas de Napoleón tras la ocupación de Sevilla. Los cuadros fueron desmontados, empaquetados y llevados al Alcázar, lugar escogido por los franceses como cuartel general, con la idea de que fuera trasladado a Francia. Nunca salió hacia tierras galas, por lo que en 1813 fue de nuevo fueron llevados a su lugar de origen tras la vuelta de los monjes. Pero poco duró en este lugar, en 1835 tras lo que se llamó la desamortización de Mendizábal, llegó a su sede actual, el antiguo convento de la Merced, tras entrar en el paquete de propiedades desamortizadas ambos conventos.
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