Este bonito crucificado se encuentra en la rotonda central del cementerio de Sevilla llamado San Fernando.
Como ya publiqué anteriormente, fue un encargo del Ayuntamiento de la ciudad a Antonio Susillo, en 1880. Una leyenda ronda su nombre y no es otra que la que a continuación os cuento.
Antonio Susillo murió, junto a las vías del tren, como ya os he contado, de un disparo en la cabeza que el mismo se pegó. En principio la iglesia se opuso que fuera enterrado en el camposanto de la capital hispalense, pero el clamor popular consiguió que no solo se enterrara allí si no que fuera a los pies de su gran obra.
Eran muchos los curiosos que a diario visitaban el lugar donde había sido enterrado Susillo. Un buen día empezaron a comprobar esos visitantes que el crucificado lloraba miel. Lo que en un principio lo catalogaron de milagro pronto fue descubierta la realidad.
Susillo esculpió al cristo en bronce y para que no fuera tan pesado, hueco por dentro. El milagro no era mas que unas abejas que habían construido su panal en su interior y que por el efecto del calor sevillano había hecho que la miel saliera al exterior del Cristo por la boca. Fue esta anécdota la que le dio el nombre al crucificado.
Vaya mierda...
ResponderEliminarPerdona anónimo
EliminarVaya mierda... ¿la publicación, el blog o el monumento en sí?. Sea lo que sea te sugiero que me des tu opinión para mejorarlo
De todas formas gracias por tu comentario.