VISTA DEL PUENTE

jueves, 21 de junio de 2018

EL CANAL DEL BAJO GUADALQUIVIR

Son las 6 de la mañana y me dispongo recorrerme el canal del Bajo Guadalquivir desde Bellavista hasta el Mirador de Aviones junto al aeropuerto de Sevilla. Aunque lamento deciros que al final no lo he conseguido, me pareció interesante desviar el caminar y llegar a la localidad vecina de Alcalá de Guadaira. Pero eso no impide que pueda contaros los datos que conozco del Canal.


El canal del Bajo Guadalquivir nace en el embalse de Peñaflor, en el término municipal de Palma de Río (Córdoba) y tras recorrer 158 kms y pasar por los términos de Lora del Río, Carmona, Villanueva del Río y Minas, La Rinconada, Sevilla, Alcalá de Guadaira, Dos Hermanas, Los Palacios y Villafranca, Utrera y Lebrija, desemboca en el Embalse de Don Melendo.



La idea de construir un canal data del S. XIX cuando se comenzaba a estudiar la posibilidad de construirlo. Se barajó en principio que fuera navegable además de para el riego, donde comunicar Sanlúcar de Barrameda con las provincias de Sevilla y Córdoba.

Pero como suele pasar, nadie quería financiar la obra y fueron múltiples las disputas entre los defensores de que fuera totalmente navegable y los que fueran para regadío, provocando una y otra vez que se llegara a abandonar los proyectos diseñados para la ejecución del canal.



Termina la guerra civil española y entra a regir el Estado español el General Franco y con ello se retoma la idea de construir el canal, abandonando la idea de que fuera navegable. Para la mamo de obra de esta construcción y de otras obras civiles, se aprueba con el decreto ley del 28 de Mayo de 1937 "la redención de las penas" de los presos del bando perdedor en el conflicto. En Octubre de 1938 se crea el Patronato para la Redención de Penas por el Trabajo, órgano responsable de administrar la mano de obra de los presos, primero de guerra y después por otros tipos de penados.



Ya en 1940, cuando se retoma el proyecto de construirlo como canal de regadío. Se les obliga a unos 12000 presos (esta cantidad no de personas trabajando no está confirmada, hay historiadores en los que incluso dicen que fueron 2000) a trabajar en la obra a cambio de la redención de penas.

Pronto a lo largo de los terrenos donde se construirá el canal, se establecerán campamentos donde alojar a los presos, el primero el de la Corchuela, en Dos Hermanas a los que le seguirán Los Merinales, en la misma localidad, Caravaca en la Rinconada o El Arenoso en Los  Palacios y Villafranca.



La construcción de las obras llegaron hasta el 1962 y con ello supuso el cambio del aspecto físico de los terrenos agrarios, ya que al pasan de ser terrenos de secano a terrenos de regadío, así como  en el marco urbanístico de las zonas por donde pasaba el canal, con la creación de los barrios de Valdezorra y Torreblanca por los familiares de los presos que se encontraban en la zona o de poblaciones como el Palmar de Troya. También he de destacar la revalorización que sufren los terrenos que riega el canal al sufrir un incremente de su valor de hasta el 600%.




Fueron los regantes, grandes latifundistas, los que se benficiaron con esta macrocreación al no tener que aportar nada para su construcción ni pagar el gasto de agua hasta 1986, Uno de los mas beneficiados fueron la familia Benjumea, muy ligados a ABENGOA, en el que tenían terrenos por el Aeropuerto Viejo. Curiosamente era un miembro de esta familia el primer ministro de Agricultura del gobierno de Franco.

lunes, 4 de junio de 2018

EL ABANICO QUE FIRMÓ COSTILLARES

Por los años de 1770 era la primera figura indiscutible del toreo el gran Costillares, ídolo de las multitudes, y a quien admiraban los hombres y de quien se enamoraban las mujeres. 


Vino Costillares a torear a la plaza de la Real Maestranza, y durante la lidia, en uno de los momentos en que se acercó a la barrera mientras sus compañeros hacían los «quites» a los banderilleros, una dama que estaba en la primera fila de barrera le echó su abanico a Costillares, pidiéndole que al terminar la lidia se lo firmara.

Costillares, en vez de dejar el abanico en manos de su mozo de estoques mientras él realizaba su última faena, sonrió a la dama, requirió la espada, y sin el trapo de la muleta se dirigió al toro. Un grito de sorpresa recorrió los tendidos

Costillares, con la espada en la mano izquierda, abrió el abanico que empuñaba en la diestra, y citó al toro, que acudió al engaño. Con el abanico a manera de muleta realizó toda la faena, y luego citó a matar y enterró la espada hasta la bola.

Cayó el toro patas arriba fulminado, y entonces Costillares se dirigió hacia la barrera, pidió a su mozo recado de escribir, y sobre la misma tabla de la barrera como mesa, escribió en el abanico estas palabras: «Yo no firmo abanico sin historia». Y lo firmó y lo devolvió a la dama. El abanico ya tenía su firma ¡y su historia!

Tradiciones y Leyendas de Sevilla
José María de Mena

Joaquín Rodríguez "Costillares" nace en Sevilla, en la calle Ancha nº 13 del taurino barrio de San Bernardo, en el seno de una familia muy ligada al matadero, el 20 de Julio de 1743 y muere en Madrid el 27 de Enero de 1800.

Comienza su carrera como subalterno en la cuadrilla de Pedro Palomo, para que a los 20 años de edad tomara la alternativa y lidiara en solitario.

Poco a poco va triunfando hasta que logra el reconocimiento en la Real Maestranza de Sevilla. Una ver reconocido en Sevilla debuta en  Madrid en 1767. En 1780 recibe una grave cogida en Madrid.