La imagén mide 1,67 m y solo tiene tallada en madera las manos y la cara, el resto es un maniquí. El ropaje es tela encolada de color negro y simulan el hábito jesuita. La policromía es de Francisco Pacheco.
En un principio en su mejilla tenía lagrimas de cristal, como se puede ver los restos aún existentes.
Jacopino del Conte realizó el mismo día de su fallecimiento, el 31 de Julio de 1556, una mascarilla funeraria que se conserva en Roma. De esa mascarilla sirve de inspiración para realizar la talla de la cara de San Igancio de Loyola.
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