Esta sencilla puerta comunica el interior de la catedral con una de las galerías del Patio de los Naranjos. Su nombre la recibe por el cocodrilo de madera que existe colgado del techo de la galería junto a la puerta.
Según la leyenda el origen de ese cocodrilo, aunque popularmente aquí en Sevilla se le nombra como el lagarto de la catedral, está en el regalo que un Edil Egipcio manda, en 1260 al rey Alfonso X el Sabio, con la embajada que envía para la petición de manos de su hija Berenguela.
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